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CARTAS A SEBASTIÁN PIÑERA

Mapuches

EL PARLAMENTO EUROPEO AL GOBIERNO DE CHILE

CARTA ABIERTA AL GOBIERNO DE CHILE

SOBRE LA SITUACION DE LOS 32 ACTIVISTAS MAPUCHES

ENCARCELADOS EN HUELGA DE HAMBRE
 
Nosotros, los abajo firmantes diputados y diputadas del Parlamento Europeo (y de Parlamentos nacionales), estamos profundamente preocupados por la salud y la vida de los 32 activistas Mapuches encarcelados que se encuentran en huelga de hambre desde el pasado 12 de julio de 2010.
 
El territorio del pueblo Mapuche, que con más de 600.000 personas constituye el mayor grupo indígena en Chile, está ubicado en las regiones VIII, IX y X del sur de Chile. Como producto de una larga historia de marginación, exclusión y discriminación, los Mapuches viven en una situación de alta conflictividad social. Más aún, se aplica a ellos la llamada Ley Antiterrorista y de Seguridad Interior del Estado, heredada de la época de la dictadura y que les confronta a la vez con procesos ante tribunales civiles y tribunales militares, imponiéndoles dobles penas.
 
Comprendemos la actual huelga de hambre como un grito desesperado para llamar la atención a una situación intolerable y contraria a las Convenciones Internacionales en materia de derechos humanos. Compartimos la opinión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, según la cual no se pueden juzgar como terroristas a personas que han participado en la protesta social. (18.5.2007) 
 
En este contexto, en los últimos días hemos podido seguir con mucho interés y simpatía las noticias sobre una iniciativa de algunos congresistas y representantes del actual Gobierno de Chile de iniciar una reforma de la justicia militar y de las leyes antiterroristas en vísperas del bicentenario.
 
Por lo tanto pedimos al Gobierno de Chile que, en este espíritu, se comprometa con todos sus esfuerzos a encontrar una solución inmediata humanitaria a la situación sumamente crítica de los presos políticos Mapuches en huelga de hambre, como también una solución satisfactoria y a largo plazo a la situación social, económica, cultural y judicial de los pueblos Mapuche. Esto implicaría:
 
- Aplicar en espíritu y letra el contenido del Convenio N° 169 de la OIT, suscrito por la República de Chile;
- Conformar una mesa de diálogo para escuchar las demandas del pueblo Mapuche y consensuar soluciones duraderas, en particular relacionadas a su reconocimiento constitucional, su derecho a la tierra y a la consulta previa e informada en casos de actividades previstos en su territorio;
- Desmilitarizar las regiones donde viven los Mapuches, no criminalizar las comunidades Mapuches y abstenerse de medias represivas, incluido para las personas encarceladas, como el aislamiento, dispersión y la relegación de presos Mapuches a centros de detención difícilmente accesibles para familiares y abogados;
- Garantizar el acceso de los Mapuches a la justicia ordinaria con todas las garantías procesales; 
- No aplicar el sistema de los dobles juicios simultáneos ante tribunales civiles y militares, y por lo tanto no aplicar la llamada Ley Antiterrorista a los Mapuches detenidos en actos de protesta social; y reformar a fondo el Código de Justicia Militar.
 
Los órganos concernidos de las Naciones Unidas han emitido múltiples recomendaciones para que se reconozcan plenamente los derechos de los pueblos originarios. El Acuerdo de Asociación que vinculan la Unión Europea y Chile y que se basa en una cláusula democrática y de derechos humanos tanto como señales de algunos representantes de Su Gobierno nos inspira la confianza que las justas demandas del pueblo Mapuche encontrarán una respuesta en pleno acuerdo con dichas recomendaciones, muy en particular en estas fechas, a pocos días de las festividades del Bicentenario.
 
Firmantes:
 
Nicos CHOUNTIS
Cornelia ERNST
Sven GIEGOLD
Catherine GREZE
Martin HÄUSLING
JackY HENIN
Joe HIGGINS
Ska KELLER
Nicole KIIL-NIELSEN
Jürgen KLUTE
Wolfgang KREISSL-DÖRFLER
Patric LE HYARIC
Marisa MATIAS
Willy MEYER
Miguel PORTAS
Raul ROMEVA I RUEDA
Heide RÜHLE
Bart STAES
Eva-Britt SVENSSON
Rui TAVARES
Sabine WILS
Gabi ZIMMER

CARTA ABIERTA DE UN MAPUCHE A PIÑERA

"NO REPRESENTO A NADIE Y POR LO MISMO, A TODOS"

 

 


Pedro Cayuqueo

The Clinic

www.theclinic.cl

 

 

 

 

 

 

 

Sr. Presidente:

 

Se preguntará quién soy y por qué le escribo. También, seguramente, a quién represento. Entrando en materia, soy un periodista mapuche, originario de una reducción del sector de Entre Ríos, en las cercanías de Temuco. Desde hace 7 años dirijo un periódico que trata de dar cuenta del acontecer mapuche en el sur de Chile y Argentina. En ello hemos estado y en ello persistiremos durante su mandato. Sepa que le escribo para rememorar una antigua tradición epistolar que nuestros abuelos mantuvieron con sus antecesores en La Moneda. Es usted, desde el 11 de marzo, el 40 presidente de Chile, partiendo el conteo desde Blanco Encalada y dejando de lado –nobleza obliga- a directores supremos y dictadores. Créame que hasta el presidente Aníbal Pinto, nuestros ancestros se cartearon a menudo con los primeros mandatarios. Nada raro a decir verdad. Se trataba por entonces de dos países distintos y la diplomacia prevalecía con sus códigos. Déjeme contarle que dichas cartas sirvieron para algo más que saludos protocolares o el mero anuncio del envío o retiro de algún embajador nuestro en la capital. Sirvieron también para recordar, los nuestros a los suyos, la vigencia de antiguos pactos; el de respetar la frontera en el río Bio Bio el principal de todos ellos. Y es que sin Internet y menos aun el sobrevalorado Twitter, dichas cartas constituyeron una valiosa herramienta de comunicación. Fueron, como sospechará en este punto, un verdadero canal de dialogo político y abordaje de controversias.

 

“Señor Presidente Montt. He tenido una junta con mis caciques y también con mis otros aliados y me han facultado poner escritas nuestras palabras en este papel… Tu Intendente Villalón ha vuelto a pasar el Bio Bio a robar otra vez animales con cañones y muchos aparatos para la guerra, trayendo, dicen, mil quinientos hombres, y todo lo que hizo fue quemar casas, sembrados, hacer familias cautivas, quitándoles de los pechos sus hijos a las madres que corrían a los montes a esconderse, mandar cavar las sepulturas para robar prendas de plata, matando hasta mujeres cristianas… Te digo esto para que sepas la verdad… Si este Intendente vuelve a pasar el Bio Bio con gente armada, ya no podré contener a los indios y no sé cual de los dos campos quedará más ensangrentado… Presidente, abre tu pecho y consulta mis razones. Yo se que vos Presidente tienes tanta gente y caballeros. Puedes mandar uno que venga a hablar de paz… Mi nación no hará nunca la paz con Villalón… Espero tu contestación”. Magñil Bueno, Toqui General. Septiembre 21 de 1860.


Tal era, don Sebastián, el tenor de muchas de las cartas que recibían desde el sur quienes lo antecedieron al mando de la República. Si alguna duda tuviera de su autenticidad, ruego a usted chequear la edición de “El Mercurio” de Valparaíso del 13 de mayo de 1861. No la encontrará en ningún quiosco de la esquina, pero si en la Biblioteca Nacional. Sección Periódicos, sala Microformatos, para ser más exacto. Sepa usted que el último en recibir una de ellas fue su colega Aníbal Pinto. Tal sería su mala comprensión de lectura que donde decía “detener los abusos” el entendió “cargar los obuses”. Y así lo hizo don Sebastián. Apenas finalizó la Guerra del Pacífico, invadió con su ejército vencedor nuestro territorio, arrasando literalmente con todo a su paso. ¿Vio “Avatar”, la última cinta de James Cameron? Por lo ajetreado de la campaña electoral es probable que no. Pero más de alguno de sus nietos le debe haber hablado de ella. Y si no es así, se la recomiendo. Al presidente Evo Morales dicen que le encantó. Atrévase y escape uno de estos días a su sala de cine más cercana. Le sugiero la vea con los lentecitos 3D, algo inapropiados para su alta investidura, pero efectivos a la hora de apreciar en todas sus dimensiones los alcances de la crueldad y la codicia.


¿Qué tendrán que ver los mapuches con una película de Hollywood?, se preguntará usted a estas alturas. Fíjese que mucho. Y no solo los mapuches, también los aymaras, quechuas, shuar, sarayakus, mayas, mixtecos, cheyennes y un largo etcétera. Y es que cualquier historia de invasión y despojo territorial, desde “Pocahontas” a la sofisticada “Avatar”, no hace más que recordarnos la magnitud de nuestra propia tragedia histórica, el guión de nuestras propias existencias como pueblos. Fue lo que sucedió con los mapuches tras aquella carta mal leída por el Presidente Pinto: invasión, asesinatos, robos y pillaje. Tácticas de tierra arrasada, arribo de colonos extranjeros y confinamiento de los sobrevivientes en campos de refugiados. En su tiempo dichos lugares fueron bautizados como “reducciones”. Sin embargo, en un arranque de originalidad, la Ley Indígena los rebautizó en los años 90’ como “comunidades”. ¡Vaya muestra de humor negro, no le parece a usted! Son aquellos lugares plagados de pinos y eucaliptos que de seguro visitó en su campaña por Lumako, Angol, Collipulli o Los Sauces ¿Los recuerda? haga un poco de memoria; los lonkos octogenarios con quienes compartió un vaso de bebida Cola; los niños con plumitas y a pie pelado que danzaron ante usted simpáticos ritmos; las jovencitas con sus joyas de plata y cintas de colores que lo atendieron bajo el quemante sol; el pebrecito, la sopaipilla, el asadito de cordero.


¿Ya las recuerda? Debería don Sebastián. Según las estadísticas, gran parte de sus miembros lo favorecieron con el voto en segunda vuelta. Y es que más allá de la demagogia escencialista de algunos, el izquierdismo de otros y el indigenismo de unos cuantos, los mapuches –especialmente en los campos- al final del día resultan bastante conservadores. Lo era una tía, que en paz descanse, y lo fueron gran parte de mis tíos, hijos de prósperos comerciantes de ganado devenidos por obra y gracia del colonialismo chileno en pequeños agricultores de subsistencia. Mi tía, de estar viva, habría votado por usted, se lo aseguro. Recuerdo el día en que falleció Pinochet y su infinita tristeza por el “caballero aquel”. “Mató gente, pero pucha que era generoso”, razonaba aquel día, recordando sin duda las pensiones asistenciales, los títulos individuales de dominio y uno que otro cuatrero molesto flotando río abajo en el Cautín. Mi tío, orgulloso y obstinado como pocos, de seguro lo habría espantado con los perros de acercarse usted siquiera medio metro. Lejos del conservadurismo de mi tía, al viejo siempre le atrajeron las ideas socialistas. Se hizo comunista leyendo libros, solía decir. Pero no en la universidad, sino robándole horas al sueño tras largas jornadas hombreando sacos en los fundos del Maule. Tal vez por ello admiraba a Allende. Tal vez por ello, el día en que murió Pinochet, se bajó solito y de puro contento una garrafa de tinto bajo las estrellas.


Y es que mapuches los hay para todos los gustos, don Sebastián. Algunos más a la derecha, otros a la izquierda y uno que otro merodeando por el centro. Como en toda sociedad, como en todos los pueblos, que ello es lo que somos y no precisamente un regimiento. Un pueblo don Sebastián, un colectivo con historia, que carga -a ratos humilde, a ratos orgulloso- con sus héroes y sus victorias, con sus villanos y sus derrotas. Somos un pueblo don Sebastián, por más que la bendita Constitución nos niegue dicho carácter y que la bancada parlamentaria de su coalición solo nos tolere como folclore o atractivo de feria costumbrista. ¿Es tan difícil reconocer que somos una nación? No debería serlo, en absoluto. Somos uno de los pueblos indígenas más numerosos del continente, compartimos patrones culturales, una determinada forma de ver el mundo, un territorio al que sentimos como nuestro hogar y, por si fuera poco, una lengua que si bien amenazada, lejos está por lo pronto de desaparecer. “¿Qué es lo nacional? Cuando nadie entiende una palabra del idioma que hablas”, sentenció el dramaturgo Johann Nestroy. Si usted y yo somos chilenos, don Sebastián, ramtueyu kimnieymi ñi nütram, fewla? chem pieyu, chem pimi? tami tuwün ka inche trawüniekelayngün, wingkangeymi ka mapuchengen, ka mollfüng nieyiñ. Feley kam Felelay? De esto trata a grandes rasgos el conflicto. De hablar y no entendernos. De dialogar y no poder (o querer) escuchar al otro. De mirarnos y no reconocernos ustedes como iguales en nuestra diferencia.


Hay jóvenes de mi pueblo que tampoco lo quieren escuchar ni reconocer a usted, don Sebastián. Cansados de atropellos, hastiados de falsas promesas, han optado por el camino de la rebeldía. En promedio no sobrepasan los 25 años. Y muchos de ellos ya purgan largas condenas de cárcel en diversos penales del sur. Se los acusa de terrorismo en base a una singular legislación, heredada de la dictadura militar y que homologa en Chile el derribo de un avión comercial en Manhattan, la explosión de un cochebomba en Bagdad y la quema de un galpón con fardos en Ercilla. Surrealismo puro, podrá coincidir conmigo. Todos ellos sueñan con el País Mapuche de nuestros abuelos. Lo extrañan, lo añoran, lo reivindican y lo garabatean en los muros. Tres jóvenes han pagado con su vida este atrevimiento. Balas policiales acribillaron a dos de ellos por la espalda, agentes del Estado, cuyos sueldos pagan los impuestos de todos los chilenos, fueron los responsables. Todos gozan no solo de absoluta impunidad, sino también del aplauso cómplice de sus mandos civiles y uniformados. ¿Puede usted, don Sebastián, evitar que nuevos jóvenes derramen su sangre en los campos del sur? No los minimice, no los ignore, no los estigmatice. Busque dialogar con ellos. Sus ideas, por minoritarias que sean según las encuestas de Libertad y Desarrollo, constituyen parte de la arcilla con que moldeamos hoy nuestro futuro. No desate sobre ellos una jauría


Si en algo lo tranquiliza, no será usted el primer gobernante en afrontar dicho desafío. Ejemplos en otras latitudes tiene de sobra. En su momento, el fascismo español optó frente a las reivindicaciones vascas, gallegas y catalanas por la inconducente lógica de los calabozos. En la otra frontera ideológica, mismo camino siguieron los jerarcas soviéticos al aplastar con el buldózer de la integración las reclamaciones nacionales de chechenos, armenios y osetios, entre otros pueblos. Sepa usted que ambos extremos fracasaron en su intento. España, sacudida de Franco, encontró finalmente en las “Autonomías Regionales” un camino para pacificar espíritus y dar cauce político a un reclamo que interpelaba a diario su democracia. Nostálgicos del dictador pronosticaban con ello el fin del estado español. Nada de aquello sucedió, claro está. Cierto es también que hay quienes nunca aprenden. Los mandatarios rusos, por ejemplo. Y es que tras el derrumbe de la URSS, el histórico abordaje militar del llamado “problema de las nacionalidades” continuó intacto. Los tanques y la fuerza bruta siguieron marcando en los 90’ la agenda del día en muchas de las pobrísimas repúblicas del Cáucaso. Sucede hasta nuestros días don Sebastián. Es cosa de sintonizar por las tardes Telesur o CNN. O Chilevisión después de Yingo, si así lo prefiere.


Una pregunta queda en el aire, lo reconozco. ¿A quién represento? En verdad a nadie don Sebastián. Ni a mi reducción, ni al partido mapuche donde milito, ni al periódico que dirijo. Mucho menos a mi pueblo. No represento a nadie y por lo mismo, a todos. A todos quienes leyendo estas líneas sientan que se hace necesario un abordaje distinto del mal llamado “conflicto mapuche”, extraña denominación acuñada por El Mercurio y que deja fuera, olímpicamente, el componente chileno de todo este entuerto. A todos quienes creen es posible construir un nuevo tipo de relación entre ustedes y nosotros, una donde la diversidad de lenguas, saberes y culturas no sea sinónimo de amenaza o antesala de apaleos. No represento a nadie don Sebastián, pero créame que son muchos quienes comparten conmigo el trasfondo de esta misiva, que no es otro que dar una oportunidad a la palabra. O a las letras. Consultado de por qué los mapuches no habíamos construido jamás grandes pirámides o grandiosos templos, un gran poeta de mi pueblo respondió que nuestro principal monumento era la palabra. Puede que también lo sean las letras, que es la forma en que las palabras de nuestros abuelos se volvieron cartas para seguir existiendo. Letras ajenas, don Sebastián, pero incorporadas por la necesidad de los suyos colonizar y los míos de resistir.

 

En este punto me despido de usted. Guarde cuidado, no espero respuesta oficial alguna de su parte. Ocupado estará en innumerables asuntos de Estado. Tampoco fantaseo con algún acuse de recibo de esta carta. Me conformaría con que alguno de sus asesores la mencione algún día, aunque fuera solo anecdóticamente al pasar.

 

Atentamente a Usted,

 Pedro Cayuqueo

 

XENTILEZA DO:   COSAL   A CORUÑA

EL PIRAÑA PIÑERA TIENE UN LARGO HISTORIAL MAFIOSO

Sebastián Piñera ya tiene sobre sus hombros una historia de seguimientos y espionaje.

 

En enero del 2005 se ordenó a agentes del Estado un trabajo de inteligencia en Chiloé para recabar información relacionada con los negocios del ahora candidato presidencial de RN, Sebastián Piñera.

Sebastián Piñera ya había vuelto de sus vacaciones en el Lago Caburga este verano cuando agentes de inteligencia de la Policía de Investigaciones de Chile viajaron a Chiloé a indagar sobre los negocios del empresario en la isla. Semanas antes, el ex senador había visitado la zona donde compró una extensa superficie de terreno para realizar un ambicioso proyecto: convertir el lugar en un gran parque ecológico.

Con fecha 21 de febrero de 2005, mediante el requerimiento Nº 7, desde la Jefatura Nacional de Inteligencia Policial -que depende del director general de Investigaciones, quien a su vez reporta al Ministerio del Interior-, se instruye a un reducido equipo de detectives para recopilar el máximo de información sobre las tierras de Piñera en Chiloé, cómo las adquirió y qué sucede con la población indígena.

En los días en los que se realizaron las indagaciones en lugares aledaños a la propiedad del empresario, ubicada al suroeste de la ciudad de Quellón, la policía pudo establecer que no era posible acceder a ésta por camino terrestre, a menos que fuera en cabalgadura, o bien, por vía marítima.

 

Las tierras adquiridas por el ex timonel de Renovación Nacional suman más de 115 mil hectáreas de verdes bosques y fauna autóctona como coipos, pudúes y un refugio de ballenas azules. Con este negocio, de acuerdo a las apreciaciones de los investigadores de inteligencia, "el empresario Sr. Piñera se ha hecho acreedor del 15 por ciento de la totalidad de la isla de Chiloé".

Durante febrero, la derecha no se había tomado las tradicionales vacaciones. Más allá, más acá, en Santiago y en el sur, seguidillas de reuniones entre las cúpulas de Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI) buscaban direccionar los lineamientos de la campaña presidencial del entonces candidato único de la Alianza, Joaquín Lavín.

 

En su helicóptero, Piñera voló hasta el fundo de Sergio Díez para abordar el tema de su esperada incorporación al equipo lavinista. Nada se vislumbraba aún de sus propias aspiraciones presidenciales, aunque hay quienes ya desde fines de diciembre pasado creían que Piñera podía ser una buena carta para hacer frente a la fuerte figura de la Concertación, Michelle Bachelet, en el entendido que la bajada de Soledad Alvear de la contienda presidencial tenía los meses contados y la candidatura de Lavín no lograba repuntar en las encuestas y se encontraba en uno de los momentos más bajos de los últimos años.

La indecisión de Piñera tenía nerviosos a muchos. Otros sólo esperaban su pronunciamiento por una candidatura senatorial en Santiago Poniente, circunscripción en la que tendría que competir con el líder de la UDI, Jovino Novoa.

El informe

Tal como le había sido encomendado por la superioridad, la Brigada de Inteligencia Policial (BIP) de Puerto Montt debió elaborar una minuta detallada con la información recopilada sobre la compra de terrenos realizada por Piñera en Chiloé.

 

El informe fue fechado el 8 de marzo de 2005, bajo la firma del inspector Claudio Vargas y remitido a la Jefatura Nacional de Inteligencia Policial "para su conocimiento y fines pertinentes".

En la minuta Nº 14, los agentes de inteligencia describen cómo se generó la venta y se hace una reseña histórica de la posesión de las tierras chilotas.

 

La propiedad adquirida por el empresario, según se describe, incluye, entre otros, los fundos Inio Quilanlar (82.650 hectáreas), Asasao (21.570 hectáreas), resto de Yaldad (3.860 hectáreas) y Coldila (3.996 hectáreas).

Asimismo, en el informe se señala que de las indagaciones realizadas se desprende que estas tierras "antes de Piñera eran de propiedad del magnate norteamericano Jaremiah Henderson, quien dividió los terrenos de 122.649 hectáreas aproximadamente en siete predios, de los cuales Piñera adquirió cinco de ellos.

 

Por su parte, Henderson -agrega la minuta- mantuvo unas 10 mil hectáreas, seis mil de las cuales corresponden a la isla San Pedro, la que aparentemente en precio dejó fuera de esta transacción a Tompkins, que también estuvo interesado en los predios, hace cinco años, cuando Henderson se las tasó en US$ 3 millones, dado su enorme potencial turístico. Las tierras están situadas al extremo sur de la Isla Grande Chiloé, área más agreste y despoblada de casi todo el archipiélago".

De acuerdo con los antecedentes recopilados por los agentes de inteligencia, fue en 1997 cuando adquirió las tierras el magnate Henderson, empresario forestal con domicilio en Hawaii y explotador de bosques en el suroeste de Estados Unidos, "quien quería comercializar las maderas nativas, pero los reclamos, la oposición de los indígenas, ecologistas y Conaf lo frenaron".

 

Se agrega que desde el 2003 Henderson sólo quería vender estas tierras e irse, por lo que "aceleró las negociaciones, desechando el proyecto de dividir sus campos en 1.750 parcelas, que era una apuesta a la moda del turismo aventura, pero que fácilmente podría demandarle una década".

Uno de los aspectos relevantes abordados por los detectives fue la situación de los indígenas en la zona y los cuestionamientos a la legitimidad de la operación comercial que muchas familias autóctonas sostienen.

El empresario y los huilliches

"De las alrededor de 500 familias indígenas que existen en Chiloé, al menos seis de ellas se relacionan con los terrenos adquiridos por el empresario Sebastián Piñera al magnate norteamericano Jeremías Henderson. La mayoría de estas comunidades se encuentra amparada por el Consejo General de Caciques de Chiloé, cuya sede se encuentra ubicada a 54 km. de distancia de Castro (camino a Quellón)", detalla la minuta de inteligencia.

Particularmente sobre la comunidad Huilliche, relacionada directa o indirectamente con las tierras del empresario, se señala que este grupo "pretende presentar una férrea oposición si es que este último (Piñera) desea ejercer absolutamente su derecho de dominio; es decir, si es que les exige a los indígenas abandonar las tierras que actualmente se encuentran bajo la posesión de éstos".

 

El informe agrega que "según lo recabado por personal de esta Brigada Especializada, los argumentos esgrimidos por la comunidad indígena para no entregar las tierras al empresario en cuestión, se detallan de acuerdo a lo que a continuación se menciona": los "títulos realengos" entregados en 1823 a los huilliches los que, según ellos, constituyen documentos probatorios de la posesión territorial; las leyes indigenistas que se dictaron posteriormente por el Estado chileno y la promulgada durante el Gobierno de Patricio Aylwin.

Las indagaciones encargadas a los detectives arrojaron que "la principal demanda huilliche, cual es la reivindicación de los territorios por parte del Estado chileno, se viene dando desde hace varios años a la fecha" y que estas familias indígenas "dicen mantener guardados otros documentos de orígenes ancestrales que los habilitan como legítimos propietarios y poseedores de las tierras".

Asimismo, el equipo investigador informó al mando superior que existe una porción de tierras en conflicto con el empresario, que se refiere principalmente a las localidades de Inío, Tweo, Yaldad y Colonia Yungay, que en su totalidad involucran a más de 200 familias. "Todas estas comunidades -señala la minuta policial- están ligadas al Consejo General de Caciques, presidida por el Lonko Mayor, Carlos Lincomán Lincomán; asistido por el Huerquén del Consejo de Caciques, Manuel Rauque Huenteo (estudiante de Periodismo de la Universidad Arcis de Castro); y el antropólogo y profesor de la Universidad Arcis de Castro, Manuel Muñoz Millalonco. A los anteriores se agregan la Directora de la Conadi, María Elena Huenchor; el Arzobispo de Ancud, Monseñor Juan Luis Ysern de Arce y un grupo de abogados de diferentes ciudades (Castro, Puerto Montt, Osorno, Santiago, etc.)".

Las mismas indagaciones realizadas en Chiloé por los detectives, vertidas en el informe, concluyen que "conforme a la convicción de la comunidad indígena asentada en el lugar que hoy es de propiedad del empresario Sebastián Piñera, existiría una confrontación de títulos (títulos realengos y títulos legales), sobre los cuales debería primar, según ellos, los títulos realengos, puesto que serían elevados a la calidad de tratados internacionales (Tratado de Tantauco).

 

En el mismo contexto, se tomó conocimiento que, al parecer, el Arzobispo de Ancud ya aludido, en una ceremonia simbólica habría sido nombrado "Huilliche Honoris Causa" por su férrea defensa a los derechos de los huilliches de la zona, quien inclusive habría viajado a la República de España para hacer llegar a la corona española una copia del tratado y los otros antecedentes ya mencionados, con el claro objetivo de que dichas autoridades hagan "lobby" sobre el estado chileno, para acceder a las demandas ya planteadas".

SU LADO VERDE: La historia de la compra

La primera vez que públicamente se supo que Sebastián Piñera estaba intentando emular al magnate Douglas Tompkins fue el 21 de diciembre de 2003; es decir, casi quince meses antes que la Jipol comenzara con su investigación.

 

Ese día, una nota de prensa informaba que el actual candidato presidencial de RN negociaba con el empresario norteamericano Jaremiah Henderson la compra de 130 mil hectáreas de un predio forestal y que su objetivo era convertir el lugar en un parque comercial.

 

Además, la publicación precisaba que Piñera llevaba cuatro meses interesado en el tema y viajando a la zona -es decir, desde agosto de 2003-, y, más aún, ahondaba en sus intenciones, asegurando que éstas apuntaban a mejorar su imagen y la apertura de nuevos negocios.

Un par de meses más tarde, la llegada de Piñera a la isla causó polémica y remeció incluso a la mesa directiva de su partido, pues el senador Antonio Horvath presentó la renuncia a la vicepresidencia de RN. El impasse se suscitó tras una insinuación de Horvath sobre una supuesta relación comercial entre Piñera y Tompkins, cuestión que el dueño del Parque Pumalín zanjó, negándolo y asegurando que sólo le aconsejó al presidenciable de RN en la compra de los terrenos.

Luego, poco se supo de sus verdes intenciones y ante la concreción inminente del negocio sacó la voz en octubre de 2004, comentando que "desde hace tiempo" había llegado a un acuerdo con Jeremiah Henderson. "Por mí que la compra se hubiera materializado muchos meses atrás", decía Piñera, denotando su impaciencia ante las demoras que presentaba la transacción.

Finalmente, a mediados de diciembre del año pasado, Piñera se convirtió en el dueño del 15% de la isla de Chiloé (unas 140.000 hectáreas) por unos US$ 6 millones, cifra que el empresario nunca confirmó.

Los primeros días de enero pasado Piñera aseguraba públicamente que -en este caso- no lo movían fines comerciales y revelaba algunos detalles de lo que definía como su proyecto ecológico: un camino "escénico" de penetración en el bosque de unos 60 kilómetros, juegos didácticos, rutas culturales, actividades educativas y el parque marino con ballenas azules más grande de Chile.


CARABINEROS E INVESTIGACIONES: Espionaje político en democracia.

Aunque se hicieron públicos recién en abril de 1992, el 19 y 20 de diciembre de 1990 fueron los días en que la Policía de Investigaciones implementó los planes "Halcón I" y "Halcón II", inaugurando los casos de espionaje político del nuevo régimen democrático.

 

Tras la ejecución del llamado "ejercicio de enlace" del Ejército, un instructivo distribuido a personal de la Jipol dispuso que se investigara la situación en que se encontraba una serie de recintos militares. Por completo, nunca se dilucidó desde quién provino la primera orden para investigar los movimientos militares, operación que fue conocida como "Halcón I". Al día siguiente, el 20 de diciembre, el jefe de Investigaciones de entonces ordenó dar paso al plan "Halcón II", una operación más completa que su predecesora, pues incluía la investigación de personeros políticos y de la Iglesia. El principal damnificado con el conocimiento del caso fue el director de Investigaciones de entonces, Horacio Toro, quien finalmente renunció a su cargo.

El otro episodio de espionaje político que registra el regreso a la democracia sucedió en agosto de 1996 y afectó al Subsecretario de Carabineros, Luciano Fouillioux, quien fue víctima de seguimientos por parte de personal de inteligencia de la propia policía uniformada.

 

La situación originó la inmediata protesta del afectado ante el Gobierno, quien por intermedio del ministerio de Defensa solicitó explicaciones al general director de Carabineros, Fernando Cordero. El requerimiento derivó en el alejamiento de Carabineros de su jefe de Inteligencia, el general Raúl Olivares Góngora, quien habría reconocido la participación de su unidad en los hechos.

TRES TRAGOS AMARGOS: Piñera Gate, seguimientos y un secuestro.

Fue el domingo 23 de agosto de 1992 cuando en el programa "A eso de...", de Megavisión, el presidente del canal, Ricardo Claro, pulsó la tecla "play" en una radiograbadora Kioto y desató el primer escándalo de espionaje que afectó a Sebastián Piñera.

 

En esa ocasión, se divulgó una conversación del actual presidenciable con su amigo Pedro Pablo Díaz en la que descalificaba a Evelyn Matthei, entonces diputada de RN. Además, Piñera le sugería a Díaz que hablara con el periodista y panelista del programa, Jorge Andrés Richards, para "apretar" a su correligionaria. Pronto se supo que fue el capitán Fernando Díez, de dotación del Comando de Telecomunicaciones del Ejército, quien estaba detrás del espionaje telefónico. Aunque luego se desdijo, judicialmente Díez reconoció haber efectuado por iniciativa propia la grabación.

 

Finalmente, el 29 de marzo de 1993, la Cuarta Sala de la Corte Suprema dio por terminado el proceso judicial confirmando un fallo de la Corte Marcial que dejaba sin efecto los autos de procesamiento dictados en contra de todos los acusados, sin despejar las dudas que se sembraron sobre la participación de otros miembros de Ejército en el caso.

Casi una década después, en agosto de 2001, Piñera una vez más declaró ser víctima de espionaje: "Quiero ser claro y categórico: yo fui objeto de seguimientos y amenazas". Por ello recibió protección policial e incluso el respaldo del entonces ministro del Interior, José Miguel Insulza, quien llegó a asegurar que se trataba "de una operación de inteligencia hecha con fines políticos".

 

Aunque se habló también de la posibilidad de un atentado, un informe de la Policía de Investigaciones descartó los seguimientos denunciados por Piñera y aseguró que un supuesto vehículo sospechoso pertenecía a la pareja de una de las empleadas del empresario. En mayo de 2002, la investigación judicial fue sobreseída definitivamente por falta de antecedentes.

Fuente URL : http://www.mapuche.info/fakta/merc050821.html

 

PIÑERA SE APROPIA DE PALABRAS DEL MAPUDUNGUN Y DE TERRITORIOS MAPUCHES

Konsejatu Chafün Williche Chilwe
Carta abierta a Sebastián Piñera
"Señor Piñera, en su calidad de Candidato a Presidente de Chile, le decimos que usar la voz Tantauko es un atropello a nuestra dignidad como personas y como pueblo y es mayor el atropello cuando en estas acciones se está involucrando a los niños de Chiloé".

Fuente: http://www.nodo50.org/azkintuwe/nov14_1.htm

Señor Sebastián Piñera
Santiago de Chile, 6 de noviembre de 2005

Respetado señor:
Hemos decidido escribirle abiertamente, porque hasta ahora la voz de nuestro pueblo no ha sido escuchada por quienes detentan el poder del dinero o el poder político desde el Estado. Le escribimos, porque usted ha comprado tierras en Chiloé, que son territorio williche. Usted sabe de la historia de nuestros territorios, porque el Obispo Emérito de Ancud, Mons. Juan Luis Ysern se lo comunicó oportunamente.

Nosotros, el pueblo Williche, tenemos derechos ancestrales y legales sobre los territorios. Nuestros derechos ancestrales se fundan en la presencia milenaria de nuestro pueblo en este espacio del planeta, en tanto nuestros derechos legales se sustentan en los Justos Títulos otorgados a nuestras comunidades por el Estado Español, los que luego de finalizada la guerra entre Chile y España en 1826, quedaron resguardados a perpetuidad en el Tratado Internacional de Tantauko, Capitulación que por su rango no genera prescripción de nuestros derechos, como muchos han querido sostener.

Nuestros territorios fueron usurpados por el Estado de Chile en el año 1900, es esa usurpación la que ha permitido hasta el día de hoy que los particulares extranjeros y chilenos se vengan apropiando de nuestros territorios por diferentes vías, todas las cuales son ilegítimas, en tanto van intentando consolidar la violación de nuestros derechos ineludibles.

Le escribimos, más que por ser usted un empresario que realizó un negocio con el nortemaericano Jeremias Henderson, porque usted hoy día anhela ser Presidente de Chile y quien pretende conducir los destinos de un país como Chile, no puede pasarle inadvertida la historia de atropellos que se sucede hasta el día de hoy en contra de nuestro pueblo williche de Chiloé y cuyo principal responsable sigue siendo el Estado al que usted aspira representar desde la Presidencia de Chile.

Señor Piñera, en días recientes hemos podido constatar que Ud le puso un nombre nuevo a los territorios de Inio, le ha llamado Parque Tantauco, lo que constituye una provocación y ofensa para nuestro pueblo, en tanto es precisamente el nombre que tiene el Tratado que resguarda nuestros derechos conculcados. Por otra parte, esos espacios del territorio Williche, fueron nombrado hace miles de años, Inio pigen (su nombre es Inio) en algunas partes, Kilanlar pigen en otras, Koldita pigen o Inkopulli pigen, en otras.

Nos sorprende que nadie pregunte a ningún hijo de la Madre Tierra el por qué de esos nombres. No preguntar, señor Piñera, ni preguntarse por qué la voz williche ha nombrado esos territorios con las voces que tienen, es un violento reflejo de dominación e imposición con que se ha actuado siempre. No preguntarse por qué los williche nombraron esos territorios es una ofensa que se suma a los demás atropellos. Los mayores de los mayores fey aümen ta Mapu Ñuke (fueron eco de la Madre Tierra).

Señor Piñera, en su calidad de Candidato a Presidente de Chile, le decimos que usar la voz Tantauko es un atropello a nuestra dignidad como personas y como pueblo y es mayor el atropello, cuando en estas acciones se está involucrando a los niños de Chiloé. Probablemente muchos pichikeche williche (niños hombres y mujeres williche) intentaron con su concurso renombrar esa parte de nuestros territorios, ayudando a sepultar involuntariamente y de buena fe lo más profundo y ancestral de nuestras voces.

Señor Piñera, cuando usted a través de su Fundación Futuro, puso en concurso el cambio de nombre de nuestros territorios, puso en concurso la pérdida de nuestra identidad. Usar la voz Tantauko es otra forma que se suma a la usurpación, más aún cuando esa voz indígena williche usted ya la ha registrado como de su propiedad, transformándola en una marca registrada y en un dominio en internet. Eso, señor Piñera, no lo podemos permitir y el Estado que usted quiere gobernar tampoco lo puede permitir, aunque las leyes chilenas permitan que éstas y otras tantas injusticias se cometan día a día, desconociendo en este caso la existencia de normativa internacional que resguarda los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas.

Queremos manifestarle, también, que a través de los medios de comunicación, hemos sabido que usted ha convocado los servicios de diversas instituciones universitarias para su proyecto. Lamentamos que los intereses que tiene por nuestro medio ambiente, no los tenga por los derechos que amparan a las personas y especialmente por los derechos indígenas amparados en los Títulos de Dominio que provienen de tiempos de la colonia española y del Tratado Internacional de Tantauko.

Nosotros, los williche de Chiloé, vamos a seguir demandando lo que nos ha usurpado el Estado de Chile. Usted, según sus papeles, se dice dueño de parte de Potreros Realengos como los de Inkopulli-Yaldad y Koldita, que fueron comprados (en otro acto de injusticia) a la Corona Española por los Caciques Williche, del mismo modo como el Cacike Chiguay pagó a la Corona Española en 1802 por el territorio de Inio.

A la fecha, llevamos 176 años resistiendo y demandando nuestro derecho violado por el estado chileno. Sabemos los efectos de las leyes engañosas y su operar sobre nuestro pueblo, pero vamos a continuar defendiendo lo que es nuestro, seguiremos buscando justicia en las Cortes Internacionales, aquella justicia que el Estado chileno, el que usted aspira a gobernar, no ha generado y que, por el contrario, sigue permitiendo atropellos como el que usted ha cometido recientemente usando la voz williche para su beneficio.

Sin otro particular y confiados en que nuestro Chaw Guenechen seguirá protegiendo a nuestro pueblo en estos momentos difíciles, se despiden de usted,

Carlos Orlando Lincoman / Lonko Mayor
Armando Llaitureo Mankemilla / Lonko Secretario General
KONSEJATU CHAFÜN WILLICHE CHILWE
Kompu, noviembre 6 de 2005