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CARTAS A SEBASTIÁN PIÑERA

CARTA DE LA ABUELA NONAGENARIA DE SERGIO SOLIS

Por Sergio Solís

Carta de mi abuela al Excelentísimo señor Presidente de la República, don Sebastián Piñera Echeñique. Señor Presidente:

Soy una anciana de más de 90 años. Seguramente mi avanzada edad no me permite apreciar la realidad con la claridad que un hombre joven e inteligente como usted puede hacerlo y, en consecuencia, le ruego perdone las imprecisiones y errores que puedo cometer en estas líneas.

No quiero hablarle ni preguntarle sobre educación. Ya mucho se ha hablado de injusticia, mala calidad, falta de oportunidades, lucro, negociados y otros términos similares.

No quiero importunarlo con este tema que tantos dolores de cabeza le causaron a su anterior ministro, y que tiene complicado al actual. Debo decirle que tengo la mejor impresión de este niño Bulnes Serrano; creo que es serio y preparado y, lo mejor, no tiene acciones en ninguna inmobiliaria dueña de una universidad.

Tampoco quiero saber cómo se las arreglará el actual Ministro de Justicia (ex rector y dueño de una universidad privada) para “controlar” se cumpla la ley que les impide lucrar.

Menos aún lo importunaré con temas laborales, de salud e Isapres, del sistema bancario, de las estafas de La Polar, la colusión de las farmacias, el uso de información privilegiada por parte de algunos directores u otros similares.
 

No pretendo que me explique sobre los dichos de “inútiles subversivos, algunos de los cuales están en el Congreso” del histriónico senador Larraín -“el designado”- no tengo nada contra el método de “designarlo”, sólo me refiero a él como “el designado” para diferenciarlo del Larraín elegido por votación popular; sería un despropósito que los confundiera.

No tema presidente, ninguno de estos temas requiero que me los explique.
Usted estará nervioso de seguir leyendo.
¿Piensa que preguntaré por HidroAysén o Isla Riesco?
¿Tal vez por las centrales a Carbón?
¿Por la escuela de La Greda? No Presidente, no lo molestaré con estas “pequeñeces”.

Ahora está pensando que le preguntaré por qué sacó al Ministro Kast, uno de sus ministros más queridos por la gente o, tal vez, por qué sacó al Ministro Fontaine, el más querido por los empresarios. Tranquilo. Sé que tendría sus razones.
Nada de eso quiero que me responda. Sólo quisiera preguntarle: ¿Ha visto televisión, ha leído los diarios o escuchado las radios?

Yo, en los últimos días, he visto a su ministra del Trabajo (debo felicitarlo por no haberla nombrado ministra Vocero, de seguro estaríamos peor aún) hablando del “señorito Giorgio Jackson”, maltratando a sus interlocutores de la CUT y de la ANEF, y desplegando sus mejores herramientas para incrementar el clima odioso.

También a su ministro de Salud quien, en uso de su amplio criterio, trataba de “asesino” a un apoderado del colegio en el que se encontraban unos alumnos en huelga de hambre.

Luego, ha declarado que sólo una de las estudiantes en huelga de hambre era en verdad ayunante (los otros, según sus dichos, estaban “engordando”). Lea con calma estas declaraciones. A mi juicio, instan al sacrificio a quienes aún están en huelga de hambre.

Y por último, señor Presidente, escuché al Intendente de la Octava Región, quien hoy ha declarado que la violencia es producto de que muchos niños “nacen fuera del matrimonio” y, por consiguiente, carecen de familia.

Debo agradecer a la máxima autoridad regional -nombrada recientemente por usted- la comprobación empírica de que la estupidez no está correlacionada con la condición de hijo nacido fuera del matrimonio. Es decir, se puede ser estúpido y tener padre y madre casados por el civil y la iglesia.

Este señor me ha hecho recordar a la ex Intendenta y preguntarme: ¿Habrá una maldición sobre ese cargo de Intendente de la Octava Región?

¿Cómo será posible que este señor pueda dar este tipo de declaraciones en una intervención, que entiendo, estaba preparada con antelación?

Nota: leí y escuché varias veces el audio para ver si había posibilidad de una interpretación más benevolente. Lamento decirle que no me fue posible interpretarla en otro sentido.

Presidente. Con todo respeto me permito preguntarle: ¿Son estas declaraciones parte de una estrategia política que no logro comprender? ¿Tal vez son los componentes de una nueva política comunicacional de su gobierno?

Si es así, no considere el próximo párrafo. Quiere decir que pronto veremos los buenos resultados de esta estrategia, que las mentes simples y básicas -como la mía- no son capaces de comprender con rapidez.


De no ser así, estimado señor Presidente, con mucho respeto, le ruego que en el próximo Consejo de Gabinete y en las próximas reuniones con las autoridades regionales (todas ellas, según entiendo, de su exclusiva confianza), les solicite, les pida, ¡LES EXIJA!: ¡BASTA DE ASTRACANADAS!


n.e: Astracanada, farsa teatral disparatada y chabacana.

 

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